Me quise beber tus lágrimas
para detener las mías;
quise robar tu pena
para curar la mía.
Poder no tengo para ello,
sólo corazón para orar;
soy débil te lo juro,
ante tu llanto y sufrir.
Tuve fe en el viento
que las secaría poco a poco;
desconociendo de tu alma
si recibió mi petición.
Esas perlas que brillaron
en mi se anidaron,
talvez como recuerdo
o suspiro sin razón.
Me dolió tu suspirar
y verte acongojada;
honraré tu santo amor
para no verte ya sufrir.
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