lunes, 4 de marzo de 2019

AL LAGO DE ATITLAN.

Desde el horizonte en que mi golondrina rima
a mi Santa María que se siente comprimido
y no hace más que aruñar tu cielo en luna llena:
te saludo oh Atitlan de eterna idiosincrasia.

Eres slogan de mariposas que en coro se deleitan
en tu espejo,
himno en sagrario que un día impresionó
a la Virgen del Rosario
que como genial señora se maquillara en tus matices
y luego los derramó en mi Guatemala encantadora.

Qué bellos son tus pueblecitos que te adornan
y te brindan la canción que en tus aguas se recrean
son doce concejos que deliberan pensativos
si eres apoteosis o metamorfosis de un arcano.

Siempre guardo un anhelo que se distingue con tu nombre
y solo se ve cuando el universo entero y sin distingos
se ilumina entreabierto entre tu bruma blanquecina
y se enjuta con tu Xocomil que conoce bien tu historia.

También mi Quetzaltenango en sus noches tan serenas
parecen en honor a tí, un reguero de zafiros, esmeraldas
y topacios;
de los cuales quiero con el alma bordarte la corona
en que sueñen tus costumbres en un nuevo amanecer.

La brisa que me envías llega hasta el oasis de mi estancia
para rubricar el espejismo que te retrata en mi inmerso
pensamiento,
te ves elegante y con brillo eterno en la solapa
y romántico en la serenata que se conjuga con la luna
o bien tu enamorada.

He sabido que ella en ti se baña tan desnuda
que sus líneas parecen nacaradas invitándote al pecado,
no sé, si de ello han nacido más estrellas
o se han multiplicado las brisas de tu estampa sospechosa.

Puedes confiarme tus confidencias y secretos
y trataré que mi poesía las conserve cual tesoro,
y cuando quieran emitir su luz hacia el prisma de tu encanto
serán luciérnagas encendidas que a tu sueño volverán.

Eres encantador como un estribillo consentido,
eres algo que cuesta descifrar en la poesía;
que diera porque la magia que encierras en tus aguas
me sacarán de lo absorto en que me encuentro.

Cuando sepa tu significado te prometo que a tu orilla
volveré a escribir y a declamarte en la secuencia de tu vida
los acrósticos que de tu nombre emergen
y se quedan incrustados en tus creencias soberanas.

Eres bello en el bautizo que te hicieron,
aquellos que aún te adornan con su gran filosofía,
encierras, tu lo entiendes, el holocausto de una raza
que en sus sahumerios sus códices a tu nombre dedicaron.

En tí, mi Guatemala se resume cálida y bella
y se convierte en estrado de tu aurífera existencia;
no olvidando el firmamento que contiene las fogatas
de tu señorío que todavía enciende su cirios en tu gloria.

ORACIÓN A MAYRA.

Mi mente cabalga inusitada
por el eterno laberinto del poema
nacido en lágrimas de niebla
en desafío al inexistente drama.

Mi mente se quebranta en el espacio
del inerte intento del pecado al cerro
que se eleva en espiral al cielo
partiendo las nubes en desconsuelo
incomparable.

Callar y sentir sin poder explicar nada,
es el fruto de la piedra que se rompe,
haciéndose moléculas fallidas
en ensayo de experimentar en eso.

Hoy me siento solo, cuan grande es
el deseo
de romper el cristal de mis pupilas;
para elevarme y descubrir si acaso
el valor que es pequeño y que no valgo.

Te acuerdas amada mía de aquel sentido
que perdimos en el sensible impacto rutinario;
que hizo tu semblante sentirme contraído
hacia el epicentro de mi infierno.

Me duele pensar en romper lo dado,
que en prenda te entregué en mi esperanza
que sin estar ebria respetaba mi cariño
aunque presa fuera de un soberbio desvarío.

Hoy tu enojo te hace verme cual espectro
que espanta a tu alma acrecentando mi tristeza;
fui culpable cuando juré quererte
y aunque no lo creas soy tuyo todavía.

Créeme, no me comprendo, soy muy débil,
hago lo posible por no ser indiferente,
convierte esto, mis facciones en careta
ocultando el sabor de mi sonrisa.

Hacerte sufrir no ha sido mi deseo,
no soporto verte llorar sobre mi hombro;
parte de mi cuerpo que se empapa
con lágrimas que humedecen mis instintos.

No sufras te lo pido con mis ruegos,
olvidame si puedes, yo te espero,
no riegues con tu llanto las espinas
que pueden llegar a suicidarme sin remedio.

No transformes mi sueño en pesadilla,
piensa que me puedo volver loco;
tengo miedo de perder el equilibrio
y caer en el fango de la cobardía.

Si deseas me retiro de tu alcance
o me esconda cuando vengas hacia mi;
has la cuenta de los besos que me diste
y en premio rezaré por ti.

DEDICADO A MI INOLVIDABLE
MARÍA LUISA HENGSTEMBERG.

NAVIDAD.

Eres llena de luz y de recuerdos,
en que se forma una constelación de conjeturas;
hacen su aparecimiento las tristezas y alegrías
confundiéndose entre el pino y sus amores.

Eres un espejismo tan bello e inolvidable,
en el cual, todos volvemos a nacer como el Mesías;
eres el milagro en que olvidamos nuestras penas
y volvemos a sonreír entre envoltorios y oración.

Eres la niña que sonríe y corre por mi cielo,
diseminando polvo de luceros y cometas;
tienes la magia de hacernos viajar en tu regazo
aunque al despertar nos encontremos sumidos en congojas.

Es en tu época, cuando nuestro corazón se inflama
de contemplación al Universo que soporta nuestra huida;
son tan mágicos  tus pinceles que decoran a tu modo
la niebla que empaña en momentos nuestra vida.

Te vistes de luces que en conjunción con las estrellas,
es un misticismo que nos roba del alma lo sagrado;
nos enseñas a perdonar la mayor ofensa recibida
o el destino que a veces nos golpea sin remedio.

 Aunque en las campanadas de las doce uvas que me
obsequias
mis retinas navegarán en un simulacro de nostalgia,
 mis mejillas se empaparán del lagrimeo que las moje
pero me inyectarán alegría para llevarme a la gloria de tu ser.

Aunque hayan niños que no jueguen en tu fronda,
sé, que llegas en sus sueños a su alma acariciar,
eres silogismo artificioso y muchas veces delicado
que en mi poesía  no puedo comprender.

Como es que los petardos no ahuyentan a los malos
o no imitan los caminos del Señor;
cómo es que no  comprenden esas almas perturbadas
que no pueden ni un momento tu luz entorpecer.

Cómo anhelo que tu significado incomprendido
cambie al mundo hacia un nuevo amanecer;
pienso que tienes poder y carisma para hacerlo
porque de mi alma hiciste una aurora singular.

Siquiera en este velo o estela de luz que nos obsequias,
podamos cambiar, cuando menos un segundo o un momento;
hemos experimentado que con amor férreo e hidalguía
podemos alcanzar la gloria en que se encuentra Dios.

ADORABLE ALEJANDRA DEL ROSARIO.

Que temblor más bello;
nítido y santo como destello,
de haber tocado una estrella
que saber si de mi se enamoró.

Soy correspondido
como ave sin nido
y como respuesta
mi alma le entregué.

Ese temblor que siento
es puro sentimiento;
amor que nunca antes
no creo que existió.

No pregunto a Dios
por qué entre los dos
ha nacido esto tan divino,
por qué dudar de él.

Con ello hemos sido
un amor casi escondido
que hoy le pega el sol
para quitarle oscuridad.

Tu tiemblas, yo también
como flores en vaivén
que el viento golpea y besa
a veces sin querer.

Es cuando sentimos,
como cuando morimos
o volvemos a nacer.
¿Quién lo sabe? Sólo Dios.

Espero que este tallo
sea eterno ensayo
de este amor puro
que parece un bebé.

Bebé que comienza a vivir
cómo también sentir
los embates de la vida
que lo hará fortalecer.

PERDONA LA MOLESTIA.

Flor sin pétalos,
poesía sin palabras
azucena ya sin sépalos,
mundo sin su sol.

Así parece mi poesía
perdida en el desierto,
suspiro casi yerto
al compás del huracán.

Torbellino silencioso,
devastador y peculiar,
es mi deseo tan capcioso
que siempre te ofrecí.

Todo por el álbum
que llevas en tu vida
dichosa y consentida,
el que nunca leeré.

Entré a tu destino
para siempre estar ahí
buscando mi camino
que casi, casi ya perdí.

CUANDO NO TE VI.

Melancolía inconfundible
aflora en mi mente,
al no verte en tantas horas,
siquiera en un instante.

Algo así como un suspiro,
algo desconocido que ahí está,
algo intangible y lejano
que nos besa y no se va,

Cada segundo que transcurre
anhelo volar a tu inocencia,
pero las barreras no quieren
enhebrarte en mi conciencia.

pero me resigno como hombre
continuar admirando tu figura
y tenerte en mis retinas
vírgen santa y pura.

Si me vuelvo un demente
he de sentirme complacido
por dar al cielo tantas gracias
por haberte conocido.

Quiero saber que sientes,
al ser sumamente idolatrada
por un alma tan humilde
que se resume en nada.

?

Tengo miedo al amor
y volverte  admirar;
sufro mucho,
no te puedo yo culpar.

Por eso huyo cual cobarde,
como Jonás, de Dios;
te quiero tanto, tanto
que no puedo decirte adiós.

Es que me atraes a tu centro
como la vela hacia tu altar;
llamo a la muerte insistentemente
y no la puedo hallar.

Tengo derecho a orar,
tengo derecho a decir
lo que por ti siento
aunque tenga que morir.

Voy derecho hacia ala tumba
y no puedo regresar,
pero si vuelvo
te volvería amar.

Se que no comprendes
este desvarío y este amor,
pero si así lo quiso Dios
perdona mi dolor....

Perdona que te ame,
me lo dicta el corazón;
si te ofendo, ora siempre
que será mi salvación.

IMPOSIBLE.

¡Horas ingratas sin ti!
¡Flores marchitas sin ti!
Mi oración te llama
ven a mí.

Me dejas en el desierto
arenoso y sin rocío,
sin poder mojar mis labios
que vibran hacia ti.

Los tuyos frescos y lozanos
como la manzana de Edén;
benditos al besarlos la oración,
mientras los míos
mueren sin querer.

Escondo la pregunta:
¿Podré vivir sin ti...?
Lo creo imposible
y lo sabes tú.

Llego tarde, yo lo se;
salvo tu piedad;
espero tu respuesta
pero antes ven a mí.