Esencia del hormigo mayanse y puro,
inspiración elocuente de Domingo Bethancourt;
dueña y señora del pentagrama visionario
en clave de sol y metáfora eternal,
Francisco Román Bethancourt Maldonado
se enreda en tu teclado y en tu canto
para volver lírica tu estampa
y hacer de mi patria sin igual.
Román Alfredo Bethancourt Serrano
convierte tu sonido en serenatas,
donde los arpegios liberan tus secretos
para hacernos más hermanos en tu ideal.
Irvin Nicolás Quiroa Monzón
con la magia de tus poros y ensueño
le da su aureola a tu armonía
que conlleva el lucir de tu nahual.
Erick Rodolfo Quiroa Vásquez
purifica tu pólen con tanta maestria
que al teñirse en tus telares
emerge tu atavío señorial.
Marcos Alejandro Vásquez Ovalle
condensa tu mitología hacia la gloria;
la que no es efímera e infecunda,
sino, la cristalización de un mutis musical.
Yareny Marialicia Bethancourt Serrano
le pone el trino Rosarino a tu creencia,
que se idealiza en su fémina presencia
como docta en su difanidad tan especial.
Román David Bethancourt Serrano
tiene el fervor de tu santa idiosincracia
para hacerte premisa tentadora
con arrobamientos de cristal.
Byron Roberto Juárez Cruz
en su percución intangible acompasada,
la chirrimilla se honrra con sus galas
entonando el himno del lúcido Quetzal.
Francisco Román Bethancourt Alecio
le pone la guirnalda a tu elocuencia
porque eres símbolo de mi bella Guatemala
que te acuna y te hace inmortal.
Tu linaje quetzalteco te hace única,
o más bien, estandarte peculiar
que al incrédulo le pone corazón
para cumplir tu mística misión.
Tu estela de ritmos tan cromados
los llevaré escondidos en el alma
para ofrendarlos como anécdotas
a los fieles amantes de tus notas.
Asi iremos caminando de la mano;
tú, con tus diapasones magistrales;
yo, elogiándote noche y día
con arrobamientos cuajados de poesía.
