sábado, 18 de agosto de 2012

Para Eugenia Bethancourt

Fué una tarde inolvidable,
pricipalmente en mi Quetzaltenango bello
donde con poesía yo te conocí
y me embriagó tú acento angelical.

Me introduje en la configuración innata
de la metáfora sencilla
donde conocer la vida, pude
y palpar la esencia del amor.

Es así como imitando al arroyuelo
me fugué en la inédita alborada
que él  me aconsejara
para anidarme entre tus brazos.

Conocer el amor con fé
debe ser la consigna del humano,
porque sí la vida se nos va
debemos saborear la realidad.

Realidad que no todos logran,
tal vez dislumbrar entre sus sienes;
tal vez porque pecaron mucho
o no se entregaron de corazón.

Por tí murieron las tempestades
y florecieron las rosas ya marchitas
por eso tu nombre Eugenia
está en el pergamino del Creador.

Así te llevo en el alma,
y consciente en mi corazón;
porque eres testimonio de mi vida
y por siempre mi única oración.

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