viernes, 2 de noviembre de 2018

SEÑOR, SEÑOR.

¡Señor! ¡Señor! Te pido
frenar la delincuencia;
estamos tan cansados
y del alma mutilados.

la bestia desatada
no respeta tu palabra;
aquella que da sombra
y no debemos despreciar.

Lloramos cada día
sin poder entender
por qué el gran saber
nos hace entorpecer.

Contigo deberíamos vivir
y saborear tu misericordia
para llegar a la concordia
y volver a la amistad.

Educo hoy mi corazón
para aceptar la muerte;
para cuando inerte
al diablo perdonar.

Dadme hoy valor
y gran serenidad
a cambio, mi humildad
te ofrendo, oh Señor.

Que mi prédica llegue
al que sufre y llora,
para que a cada hora
obtenga bendición.

¿Es irremediable profecía
que se debe de cumplir ?
pero antes tus mandatos
para luego no sufrir.

Ven delincuencia a mí,
te espero en oración
y si anhelas mi corazón
por los niños te lo doy.

tengo amor y gozo
al tener aquí a mi gran Dios;
arrepiéntete maldad
que la vida es sólo vanidad.

Es el gran consuelo
que siempre llevaré,
porque paz tendré
al morir para vivir.

No hay comentarios: