¡Señor! ¡Señor! Te pido
frenar la delincuencia;
estamos tan cansados
y del alma mutilados.
la bestia desatada
no respeta tu palabra;
aquella que da sombra
y no debemos despreciar.
Lloramos cada día
sin poder entender
por qué el gran saber
nos hace entorpecer.
Contigo deberíamos vivir
y saborear tu misericordia
para llegar a la concordia
y volver a la amistad.
Educo hoy mi corazón
para aceptar la muerte;
para cuando inerte
al diablo perdonar.
Dadme hoy valor
y gran serenidad
a cambio, mi humildad
te ofrendo, oh Señor.
Que mi prédica llegue
al que sufre y llora,
para que a cada hora
obtenga bendición.
¿Es irremediable profecía
que se debe de cumplir ?
pero antes tus mandatos
para luego no sufrir.
Ven delincuencia a mí,
te espero en oración
y si anhelas mi corazón
por los niños te lo doy.
tengo amor y gozo
al tener aquí a mi gran Dios;
arrepiéntete maldad
que la vida es sólo vanidad.
Es el gran consuelo
que siempre llevaré,
porque paz tendré
al morir para vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario