viernes, 2 de noviembre de 2018

MARIMBISTA GUATEMALTECO.

Eres tan especial y tan sensible
que haces cantar las teclas de madera;
imagínate: que no haces con todo corazón
que son hermanos de tu vida verdadera.

Por eso vivo entre tus dedos
para llegar al diapasón ahí escondido,
el que te hace llorar a veces
sin que nadie conozca tu gemido.

¿Quién te hizo con ese sutil encanto?
que hace brotar gotas de cristal;
te adentras hasta el fondo más sublime
en que solo cabe tu dialéctica ancestral.

Quisiera tener la seda de tus manos,
para tu zarape sagrado, yo tejer,
quisiera tener el tacto que te cubre
para percibir todo el secreto de tu ser.

Eres el arquitecto etéreo del sonido
que se anida en tu hado ignoto,
donde solo vive lo inmortal
y decirte que eres mi soneto.

Sabes romper el silencio de la noche
y darle más luz al día,
 sabes hilar las notas en tu telar jamás
sombrío,
el que sonríe al ras de mi suspiro en sinfonía.

Dios no hizo el mundo sin conceptos,
tú eres el núcleo de uno de ellos;
tienes tu valía por siempre invalorable,
es que eres humilde y noble, pero jamás
plebeyo.

Escondes tus magnánimas tristezas
por darnos tu arrullo musical;
no tengo mirra para pagarte todo,
pero, cuando muera llevaré a Dios
tu esencia ancestral.

A veces quiero alejarme y olvidarte,
pero no entiendo tu carisma que atrae,
ese que baila en tu marimba enamorada
y de mi alma, miles de versos para ti sustrae.

No entiendo ese dilema que confunde
y te lleva más allá de los luceros
que les da un prismático color
para de nuevo germinar en tus senderos.

Así eres mi loable marimbista
dueño de la magia y del amor,
el que nunca conlleva olvido
solo remembranzas sin rencor.

Ingrato aquel que no valora
el arte que multiplicas en tus poros,
porque no hay nada en ti que no desflore
el enigma del hormigo con sus coros.

Además de Dios que es tu sombra;
cómo al labriego el sombrero de petate
bien tejido,
tu ideología cubre tus sienes
para que nunca escape
hacia otro mundo tu sentido.

Es tu marimba el lugar de tus secretos,
donde cada tecla es uno de ellos;
tus baquetas son tus mágicas agujas
para bordarlos con destellos.

Por eso mi poesía es pequeña ante ti
porque le faltan tus alas sempiternas
para sobrevolar en tu corola y tus pistilos
y robarte tus aristas tan eternas.

Esas que tu sabiduría ha llevado
más allá de los umbrales de tu nombre
para convertirlas en tu sueño delicado
en presagios de corcheas en enjambre.

Lleva hasta el cielo tu figura
para formar tu inédita constelación
y así, decir a corazón abierto
que siempre eres del mundo el corazón.

No quiero cansarte con mis versos
o, con la prédica que es interminable;
se que les falta mucho para lograr
su cometido,
pero, ya habrá otro poeta más loable.




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