domingo, 22 de septiembre de 2019

MADRE.

Antena que a Dios me comunica,
diástole y sístole de mi corazón tan pecador;
ambigüedad que así me compromete
a entregarte lo que aun queda de mi ser.

Aprisionas mis ondas cerebrales
que se desprenden buscando lo inefable
como tus entrañas que conozco desde ayer
y te gritan desde mi conjunción molecular.

Lo demás lo he dedicado al desvarío
que ha fertilizado la neblina que te peinas
y hace arrepentirme de mi inédito pasado
para servirte de báculo y calor.

Dadme siquiera esta oportunidad que necesito
para continuar el viaje que me falta
y así, cuando me enfrente a tu Creador
me conceda la indulgencia que otros
han perdido como yo.

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