viernes, 29 de junio de 2018

OTRO POEMA A MARAGARITA ELIZABETH ESCOBAR ARAUZ.

En una tarde de frió invierno,
contrario a las soleadas,
ante un jardín florido y en mutis
deshojé mi Margarita preferida.

Pensé que el destino se opondría,
pero él también abrió sus brazos
para aceptar mi propuesta de amor,
qué luego él mismo realizó.

Hoy comprendo que es la enredadera
y como es que aprisiona de verdad;
hasta el mismo cielo se asustó
y quiso mi sueño compartir.

Comprendo cuando las nubes se deshacen
y vuelven a juntarse otra vez;
comprendo cuando la aurora sus alas distiende
y al firmamento quiere arrebatar.

Es un arrobamiento cómo gotas de rocío
que se abrazan sobre la hoja temblorosa
hasta caer a la tierra árida y sencilla
sin saber por qué.

Así pasaron los minutos de aquel interludio,
hasta iniciar el nuevo día,
esperando que aquella sutil enredadera
nos volviera a imitar.

Aquí estoy esperando el llamado para la nueva
escena
para filmarla como aquella en lo profundo del corazón;
solo que el teatro que la haga ver
será por siempre nuestro mismo corazón.

Las admisiones estaban agotadas
que sólo conseguí dos;
tampoco hay reventa
porque solo habían para mi amada y yo.

Los que quieran participar en cada escena,
tendrán que conocer el verdadero amor,
no entrarán sin experiencia ni guión alguno
porque estoy seguro, fracasarán.

No se harán importantes en cada idilio,
vagarán como tamo sin viento y sin alas,
solo serán mariposas moribundas
que nunca, nunca podrán volar.

Sueño del cual no se quiere despertar,
sino seguir vagando en su revuelto mar,
hasta encontrar el sentido ya perdido
de los dos que no es igual.

Había al borde aquella alcoba,
reunión de pétalos y sépalos;
no oí que comentaban entre ellos
pero envidiaban nuestro amor.

No creo que ese filme floral tuviera envidia
porque nos regalaron su perfume,
y así nos envolvieron cautelosos
hasta alguna música se oía por ahí.

Las gentes caminaban por nuestra calle,
sus taconeos se perdían uno a uno,
nosotros nos perdíamos más y más
dejando huellas de luz y de pasión.

Fue un lapso de nuestra novela inédita
donde el único director y guionista fue Dios,
nosotros fuimos los protagonistas sin ensayo,
solo con la fe de nuestro amor.

Por eso invito a cada uno que me lea
que trate cada día por conocer el verdadero
amor
y algún día no repita las palabras:
Solo he vivido en vano.

No hay comentarios: