martes, 11 de septiembre de 2012

A don Luis Bernardo Lara Rosales. (Técnico en grabación de radio Faro Cultural)

En el tic tac del tiempo bello y pasajero
tu nombre ha quedado bien escrito,
no importando la grafía,
sino, tus dones de cada santo día.

Venero tu nombre y tu hombría
que destila ejemplo verdadero,
no sólo para tus hijos y tu patria
que lo sueñan y merecen
y aunque no creas, por ello te bendicen.

Eres la conjugación de la cultura
y el verbo que educa y engrandece,
el que perfuma los áridos senderos
para regarlo de consejos y luceros.

Encamino mi mente a la elocuencia
para extraer la prédica invaluable;
la que el padre como tu merece,
cual premio a su desvelo que ennoblece.

Eres titán en las tormentas de la vida,
eres el bálsamo que da vida y consuelo;
tienes la magia de iluminarlo todo
y ponerle el acento merecido.

La bondad es el ritmo de tus pasos
y la congruencia de tus nítidos sentidos,
la indulgencia vive entre tus poros
y la amistad en tus himnos tan sonoros.

Hombre eres en mi orbe
y guía en mi caminar dilecto;
espero que tus raíces sean ancestrales
para que el mundo siempre tenga sus
umbrales.

La incredulidad acecha y decolora
las páginas de la historia que escribiste;
hoy, somos hojarasca que arrebata el viento
pero nos deja agarrados de tu tiempo.

Por ello aprecio y practico tus consejos
y los llevo en la agenda de mi alma
para que nadie los robe y aje
porque son el sustento de mi viaje.

De ti estoy sumamente agradecido
por cultivarme con sumo esmero;
tambien mis años se van yendo
como esmeraldas que sigues bendiciendo.

Agradezco tu idioma tan sencillo
con el cual llegaste a toda idiosincracia,
hiciste entendible tu noble corazón
que nos da espiritualidad y sana inspiración.

No conozco tu historia bien amada
pero tu familia se embalsama de ella;
porque son el sueño de tu néctar
que pervivirá en tu bello altar.

Lo que he escrito es un esbozo
que corté de tu vida y mi visión;
se que no estoy equivocado
porque eres mi testigo bien preciado.




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