Ya no quiero recordar lo que he vivido,
por no saber de su verdadera esencia
tal vez soy hombre o un cobarde
por no enfrentarme a mi destino.
No cuesta caer en los errores
pero cuesta más reconocerlos;
cambiar es lo único que queda
o pedir perdón si fuera necesario.
Si este fuera aceptado sin su velo
el alma queda un tanto satisfecha;
será alondra que emprenda el vuelo
o suspiro que no tenga más regreso.
Así voy caminando por la vida
sin importarme las miradas;
que puedo hacer si en encrucijadas
también se pierde el docto sin volver.
Sé que llevo un sentimiento
o algo parecido a la nostalgia;
que habré de soportar en cada hombro
o en mi lúcida conciencia.
Como a nadie quiero contagiar
me dedicaré a mi bella soledad
para orar por los caídos
y a la realidad hacerlos regresar
Sé que me autonombro en ello;
algunos lo habrán de agradecer,
otros me reprocharán de necio
pero es lo que debo merecer.
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