domingo, 5 de mayo de 2019

ASÍ TE AMO YO.

Cabizbajo y pensativo con dolores en el alma
mis ojos se inflaman observando la calle solitaria
por ver si tu imagen aparece
y me obsequia siquiera una mirada.

Es triste reconocer mi desvarío,
pero me encomiendo sólo a Dios
para que tenga de mí, misericordia
si estoy pecando por quererte así.

Hay noches en que mis ojos se humedecen,
a veces de alegría, otras de tristeza
porque nuestras citas se esfuman por encanto
quedado burlado en mis confusos pensamientos.

Me dan deseos de caminar sin rumbo fijo,
soy tan débil que me siento, cual cobarde;
no soportaría dejarte amada mía
en brazos de hombres como nunca fui.

Esto que escribo viene de mis dentros,
empapado con llanto silencioso;
me asemejo al chiquillo de ojos tristes
que gime por la estrella más cercana.

Hay momentos que mis amigos me
interrogan
para conocer mi acento pensativo;
sólo respondo que viajo en el hechizo
de un camino cubierto de bondades.

No es que me sienta ya sin vida,
sólo siento sublimarme poco a poco;
desconozco los lugares que visito
porque viajo en la niña de tus ojos.

Quiero adivinar el futuro incierto
y conocer lo que oculta,
si es felicidad, agradecerle al Redentor
o lo contrario, pedirle perdón
por mis múltiples pecados.

La respuesta tu noble corazón la sabe,
pero me da miedo preguntarle dulce niña,
porque el mío es débil y padece
los sufrimientos de todo enamorado.

Eres dichosa porque guardas precelosa
el bálsamo a mis penas entre abiertas,
en cambio yo, como un enfermo,
anhelo que me cures o me lleves a la muerte.

No me queda más que recluirme en mi aposento
y arrodillarme ante Dios que me ama tanto;
él sabrá si merezco tu cariño
o nací para terminar cual desgraciado.

Anhelo que mi paciencia me corone
y me dé la mano que tanto necesito,
porque tengo abiertos los ojos materiales
pero semimuertos los del alma.

Si tu corazón se compadece amada mía
de mi lamento y mi tristeza cegadora;
te dedicaré mis cuartetos y mis versos
para aumentar el caudal de tu sonrisa.

No creas que esto es un poema,
no, es la confesión de un presidiario
que se encuentra penando en la condena
por amarte y brindarte mi cariño.

No me importa la multa que me impongas,
porque el juez, son las líneas de tu cuerpo;
la llave de la reja: Tu rostro tan bonito
y mi ruta la cascada de tu pelo.

Sé, que no llegaré al fondo de tu alma
porque son palabras muy sencillas;
leeré al acostarme el Salmo milagroso
y me quedaré esperando de ti la penitencia.

AUTOR: RODIMIRO GRAMAJO RODRÍGUEZ.

No hay comentarios: