jueves, 17 de enero de 2008

Canto a Guatemala

Canto a Guatemala

Guirnalda en el pináculo del Istmo,
donde se deshoja el verbo de la vida:
esmeralda que en tu flora reverdece
con el pincel de las plumas del Quetzal.

Eres bella, como encantadora virgen pura
que luce su rebozo con atuendos y güipil
cobijando a tus hijos con amor eterno
y las costumbres que Dios te concedió.

Eres la flor misteriosa que nunca se marchita
aunque lleves en tus sienes cicatrices del ayer;
aquellas que tus hijos decoran con la muerte
y tu las convertiste en esperanzas y clamor.

Tus ríos, volcanes y mares siempre atentos,
escriben en el cielo tu nombre con honor;
como el Creador lo hiciera con aquellos mandamientos
que llevo con tu nombre aquí en mi corazón.

Tu mente altiva refleja el sol y los luceros
que un día esculpieron tus profetas casi eternos,
historiales que en flor se transformaron
como ejemplo de verdad y de civismos inmortales.

Es tu gente el emblema que representa tu existencia,
que aplaude, canta y llora tu bello devenir;
es por ello que nada envidiamos
porque tienes todo como una excepción.

Tus departamentos se engalanan cada día
y se sienten orgullosos de formar tu pedestal,
donde recuestes tus sienes y tu intelecto bendecido
del cual nos legaste tu historia singular.

No me arrepiento ser hijo tuyo
y celar los atributos que de ti heredé;
llevo tu talle bordado en mi cuerpo
y tu lindo nombre en mi mente también.

Ya me despido Guatemala hermosa,
dejando en tu frente mi corazón;
aunque es muy poco lo que te ofrendo
pero es un tesoro que solo para ti escogí.

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